Jenynsia sulfurica: nuevo hallazgo de científicos lilloanos en lagunas jujeñas
Jenynsia sulfurica: nuevo hallazgo de científicos lilloanos en lagunas jujeñas

Guillermo Terán, Marcos Mirande y Gastón Aguilera (UEL -Unidad Ejecutora Lillo) detallan cómo fue encontrarse con esta nueva especie -capaz de sobrevivir en aguas con elevadas temperaturas y alto contenido de azufre- en las lagunas de Santa Bárbara.
Guillermo Terán, Marcos Mirande y Gastón Aguilera (UEL -Unidad Ejecutora Lillo) detallan cómo fue encontrarse con esta nueva especie -capaz de sobrevivir en aguas con elevadas temperaturas y alto contenido de azufre- en las lagunas de Santa Bárbara.
"Cuando la vimos, frenamos y con la última energía que nos quedaba -ya que fue durante el viaje de vuelta- bajamos a ver qué había. Viendo el lugar, no teníamos muchas esperanzas: un círculo blanco de unos 800 metros de diámetro en medio del monte, con una surgencia de agua en el centro y un arroyito que corría hacia uno de los laterales y continuaba hacia adentro del monte. Lo blanco parecía “sal” (en sentido genérico), había olor a azufre y el agua estaba bastante caliente, por lo que cuando vimos los peces nos volvió toda la energía y salimos corriendo a buscar las redes. Cuando colectamos los primeros ejemplares nos dimos cuenta de que se trataba de una especie nueva. Eso, darse cuenta en el campo de haber encontrado algo nuevo, es una de las mejores sensaciones que un sistemático puede tener".
Con estas palabras, los investigadores de Fundación Miguel Lillo Gastón Aguilera, Guillermo Terán y Marcos Mirande (pertenecen a la UEL -Unidad Ejecutora Lillo), describen lo que fue el proceso de descubrimiento de la nueva especie Jenynsia sulfurica en las lagunas de Santa Bárbara, al sureste de Jujuy. Los científicos lilloanos, junto a Felipe Alonso (Conicet), Sina Rometsch, Axel Meyer y Julian Torres-Dowdall (Universidad de Konstanz, Alemania), son los autores de la publicación realizada en la revista especializada Plos One (trabajo completo, aquí: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0218810 ).
(de izquierda a derecha): En el gabinete de Ictiología (Instituto de Vertebrados) de la FML, Marcos Mirande, Gastón Aguilera y Guillermo Terán, científicos que descubrieron la nueva especie.
Aguilera, Terán y Mirande cuentan que ya tenían experiencia con Jenynsia, habiendo descripto antes dos especies, lo cual fue determinante para que rápidamente puedan darse cuenta de que era algo nuevo y hacer la descripción y publicación pertinentes. "El proceso completo desde el descubrimiento hasta la publicación fue de unos tres años, lo cual es relativamente rápido considerando todas las etapas que hay que cumplir entre el estudio en sí, las evaluaciones de pares y el trabajo editorial", detallan.
¿Cómo es que llegaron al descubrimiento de Jenynsia sulfurica?
El descubrimiento de la especie fue bastante casual. Habíamos acordado con la Secretaría de Gestión Ambiental de Jujuy hacer un relevamiento de los peces y sabíamos que había zonas de surgencia de agua termal en el departamento Santa Bárbara. Había ya un artículo sobre los peces de una de estas surgencias, en la que hay unas cabañas y las aguas termales están explotadas turísticamente. Fuimos allí y se acordaban aún de los ictiólogos que habían trabajado en ese lugar hacía como 15 años... Después fuimos a los alrededores de la ciudad de Yuto y ahí nos contaron de una laguna con aguas termales que tenían fama de “medicinales” por su contenido de minerales. También nos dijeron que había peces, por lo que en el viaje de vuelta íbamos bien atentos para encontrar ese lugar.
¿Cuáles son las características principales de la nueva especie?
Los peces del género Jenynsia se conocen en general como “madrecitas”; aunque no estén relacionadas sistemáticamente, muchos en el campo les llaman “mojarras” como a todos los peces chicos y con escamas. Una cosa que caracteriza al género es que los machos tienen la aleta anal modificada en un gonopodio y la fertilización es interna. Las hembras, entonces, paren crías ya formadas en lugar de depositar ovocitos, como en la mayoría de los peces. Las especies de este género se diferencian en gran medida por su patrón de coloración. Lo primero que nos llamó la atención fue eso, pero también vimos que tenían la cavidad branquial desproporcionadamente grande y la apertura de la boca dirigida hacia arriba, con la mandíbula sobresaliente respecto al hocico. Después, en el laboratorio, vimos también que tiene una reducción de escamas en el pecho dejando zonas desnudas, lo cual es único en el género.
¿Y cómo confirmaron que era efectivamente una especie diferente?
Hicimos también estudios genéticos (de ADN) para tener una confirmación adicional de que sea una especie diferente, sobre todo comparándola con Jenynsia alternimaculata, que habita relativamente cerca en la cuenca del Río Bermejo y con la que comparte alguna similitud en la coloración. Queríamos descartar que sea un caso de lo que se llama “plasticidad fenotípica”, en la cual algunos ejemplares de una especie adoptan, por presiones ambientales, características anatómicas particulares pero conservan el mismo ADN y por lo tanto pueden tener descendencia con la morfología generalizada de la especie.
Los sorprendió este hallazgo en esa laguna, ¿por qué?
Nos llamó la atención encontrar peces en ese lugar porque la zona de surgencia está muy caliente (como 60º C) y tiene una alta concentración de sales y azufre. Después vimos que el agua se va enfriando a medida que el arroyo corre desde la surgencia, con ejemplares desde los 45º C. Se sabe que algunas especies de Jenynsia son resistentes a la salinidad. Felipe Alonso ya había reportado una especie colectada en las playas marinas de Uruguay y Cristina Butí (FML) las había citado como fauna permanente del Arroyo India Muerta, en Tucumán, que tiene un alto nivel de sales. Por eso no nos sorprendía que, si había algún pez ahí, sea del género Jenynsia. Pero aún así fue una gran sorpresa que hubieran peces.
¿A dónde radica la importancia de las cualidades adaptativas que descubrieron de esta especie?
El agua caliente tiene menos capacidad de disolver oxígeno y el azufre es tóxico para la mayoría de los peces desde concentraciones más bajas que las de la localidad a donde fue colectada Jenynsia sulfurica. Esta especie tiene expandida la cavidad branquial, aumentando la superficie de intercambio gaseoso con el agua. La apertura bucal dirigida hacia arriba podría indicar algún tipo de incorporación de oxígeno atmosférico a través de la superficie del agua, aunque eso no fue confirmado. Por otro lado, en los estudios genéticos encontramos que esta especie comparte con otras -que viven en ambientes sulfúricos pero que no están relacionadas filogenéticamente- una variación en el gen del ADN mitocondrial que regula la cadena de respiración celular. Esta adaptación en paralelo de la misma “solución” a los mismos “problemas” es muy interesante en términos evolutivos. Igualmente, la información que tenemos sobre J. sulfurica es aún muy general. Seguramente la descripción de la especie debería (o al menos podría) ser complementada con muchos otros estudios.
Gastón Aguilera, Marcos Mirande y Guillermo Terán"Este artículo posiciona a la FML en el comienzo de una serie de estudios y medidas que pueden o deberían desarrollarse. Jenynsia sulfurica y todo su ambiente son frágiles y requieren medidas urgentes de protección, además de las investigaciones pertinentes. Por ello, en este caso se pueden destacar aportes (o “servicios”) de la FML a la sociedad, tanto a través de investigaciones puntuales como de provisión de lineamientos básicos de gestión ambiental"
¿Cuáles son las implicancias de este descubrimiento para la comunidad y el mundo de la Ciencia?
El ambiente a donde vive J. sulfurica puede considerarse como un “experimento de la naturaleza” al aire libre, en el que las condiciones originales fueron paulatinamente reemplazadas por las actuales y algunos de sus organismos fueron adaptándose y la mayoría extinguiéndose de manera local o global. Seguramente estos peces no viven solos en ese ambiente ya que necesitan alimentarse y muy probablemente tendrán parásitos o especies asociadas de alguna otra manera. Estas especies asociadas (comenzando con su alimento… del que todavía no hicimos estudios) posiblemente tengan adaptaciones a estas condiciones ambientales y quizás también sean desconocidas para la Ciencia. Entonces la sola descripción de los componentes de este ambiente ya es algo interesante para la comunidad científica. Pero además, las adaptaciones particulares de estas especies pueden abrir líneas diferentes desde un nivel evolutivo hasta quizás bioquímico.
¿Y para la FML en particular?
La FML, sobre todo después de la incorporación formal de muchos investigadores y becarios de CONICET a través de la UEL, de doble dependencia, es un centro muy importante en Sistemática en el país. Comparable sólo al Museo de La Plata y el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (en Buenos Aires). Este trabajo es un aporte más en esa dirección, en la que la FML es referente desde hace más de 80 años.