Falleció el paleontólogo José Bonaparte: adiós a un grande
Falleció el paleontólogo José Bonaparte: adiós a un grande

José Bonaparte apenas terminó la primaria. Contaba en varias entrevistas que trabajó de peón de albañil, vendió nafta, fue carpintero y hasta manejó camiones. Recordaba también que a sus 16 años, mientras trabajaba en una Estación de Servicio, iba mucho a la Iglesia para participar de las reuniones de la Juventud Católica Obrera y le llamó la atención el adoctrinamiento. Eso le disparó un cuestionamiento que lo llevó hasta el libro de Darwin "El origen de las especies", el cual lo marcó y lo hizo interesarse por el pasado. Tanto se interesó que a sus 19 años ya había extraído tantos fósiles de las barrancas de los ríos que fundó –con un puñado de amigos– el Museo de Ciencias Naturales Carlos Ameghino, en Mercedes (Buenos Aires), lugar en donde había nacido un 14 de junio de 1928 .
El 18 de febrero pasado, este hombre de 91 años que marcó un antes y un después en el mundo de la Paleontología, falleció en su Mercedes natal y dejó un incalculable legado. "Los lilloanos tuvimos el honor de recibirlo recientemente, en abril de 2018, para una conferencia magistral en su estilo, que fue multitudinaria y altamente valiosa: volvió a sembrar la magia de la pasión por los paleovertebrados que iniciara en esta institución en 1959. Su paso por la Fundación nos dejó un legado de patrimonio paleontológico único y preciado, hoy compartido con todos los visitantes del Museo Lillo", recuerda Ana Lía Ahumada, directora del Instituto de Geología del Cuaternario y Paleoclimas del área de Geología de la Fundación Miguel Lillo.
El "maestro del mesozoico" -paradigma del autodidactismo- pese a ser rosarino y vivir en Mercedes, estuvo cerca de 20 años en Tucumán trabajando en nuestra Fundación Miguel Lillo y descubrió nada menos que el Argentinosaurus, el dinosaurio hervíboro más grande hallado en América del Sur, y es el paleontólogo contemporáneo que más dinosaurios descubrió en el mundo (23 especies).
Tras muchos años de estudio y trabajo que le valieron reconocimiento mundial en el ámbito científico, en 1959 se incorporó al Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán, donde fue profesor titular de Paleozoología y director de la Sección de Paleovertebrados. Bajo su dirección, esta sección alcanzó una jerarquía notable, no sólo por los excepcionales materiales que se reunieron sino también por los numerosos trabajos que se publicaron. En 1974, dicha casa de altos estudios le otorgó, previa consulta internacional, el título de doctor honoris causa.
En el año 1978 decidió dejar el Lillo y trasladarse a la ciudad de Buenos Aires para tomar la dirección de la Sección de Paleontología de Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (MACN). Llegó a investigador superior en el Conicet, publicó 150 artículos de investigación y seis libros. Fue becado por la National Geographic. En 2008 lo premió la Society of Vertebrate Paleontology de EE.UU.