(Myrmecophaga tridactyla)
Las patas del oso hormiguero están provistas de poderosas garras, con formas de garfio, que cumplen una doble función: son sus armas de defensa contra otros depredadores y también le sirven para romper los nidos de termitas y hormigas. A diferencia de otros animales, al caminar no apoya sus palmas de sus patas delanteras, sino que apoya sus nudillos. Cuando están luchando o defendiéndose, los osos hormigueros gigantes se ponen de pie con sus patas traseras, usando la cola para equilibrarse y las piernas delanteras para atacar. En los combates se abraza a su oponente y clava sus garras. Cuando un puma o un yaguareté trata de zafar del abrazo el oso hormiguero, no hace más que profundizar la herida.
Su dieta se basa casi exclusivamente en hormigas y termitas. Como estrategia alimentaria meten sus lenguas pegajosas de 60 cm adentro del hormiguero o termitero , las mueven 150 veces por minuto y pueden engullir varios cientos de insectos en pocos segundos. Recorren grandes distancias a lo largo del día y puede comer hasta 30.000 hormigas y termitas.
Es una especie de reproducción lenta, alcanzando la madurez sexual alrededor de los dos años y solo tiene una cría por año. En cuanto nacen, se suben a la espalda de su madre y ella les lleva de 6 a 9 meses.
En Argentina la especie está catalogada como en peligro, aunque parece ser relativamente abundante en ciertas áreas de bosque y matorral chaqueño de las provincias de Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Chaco y Formosa. Igualmente se ha comprobado la presencia de la especie en la selva misionera.